Imagina que has dedicado tu vida al baloncesto. Imagina que te seleccionan para representar a tu país en unos Juegos Olímpicos. Imagina que eres el capitán del equipo. Imagina que ganas el oro. Y entonces vuelves a casa y descubres que todo es una mentira, un fraude que tú no fuiste capaz de descubrir. Esto es lo que le sucedió a Ramón Torres (Ray) en los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000. El equipo español de baloncesto de discapacitados intelectuales (DI) arrasó a sus oponentes y poco después se descubrió que 10 de los 12 integrantes del equipo no sufrían ninguna discapacidad. Un escándalo internacional de proporciones mayúsculas que acabó con el deporte inclusivo. 18 años después el baloncesto para DI sigue fuera de los Juegos Paralímpicos.