Jeanne y Pierre, amigos de la infancia, se aman y desean casarse. Con la bendición de sus padres, Pierre escribe a un pintor amigo suyo, Philippe, para que esté presente en la boda. Llega Philippe y, además de pintar un retrato de la novia, se enamora de ella. Pierre, comprensivo, permite que su amigo se lleve a Jeanne a París.