Fernando VII está considerado el peor monarca de la reciente historia de España. Tenía una personalidad muy compleja. Adoctrinado por su madre en el arte de la supervivencia, no dudó en ponerla en práctica en numerosas ocasiones, llegando incluso a traicionar a sus más allegados. Pese a ser conocido por el pueblo como "El Deseado" no dudó en instaurar el absolutismo más feroz, apoyado por los sectores más conservadores de la sociedad española. Cuando la demanda de un cambio hacia posturas más liberales se hizo clamorosa, él fue el primero en enarbolar la bandera de ese falso liberalismo para retornar, en cuanto tuvo oportunidad y con más fuerza, hacia un oscurantismo medieval. Incluso su personalidad se vió asolada por los más bajos instintos, siendo dominado, sobre todo, por la lujuria más extrema y la gula más feroz.