Para neutralizar la amenaza de los católicos, Isabel busca un partido con el duque de Anjou. Walsingham descubre pruebas de un asesinato planeado de Elizabeth. Isabel despide al duque de Anjou cuando encuentra un cuchillo en su cama y lleva a juicio a María, reina de Escocia. Se ve obligada a ejecutarla cuando Mary Queen of Scots es declarada culpable. Esta ejecución enfurece a los españoles y, como consecuencia, envían su Armada para luchar contra los ingleses. Sin embargo, los ingleses pueden derrotar a la Armada. La noticia de la muerte de Dudley deja a Elizabeth desconsolada, pero cuando conoce al hijastro de Dudley, el conde de Essex, se deja seducir por él.