Mientras se hace una investigación de rutina sobre un robo de depósitos, Neal va de encubierto como un mensajero clandestino. Pero descubre que el hombre al que está personificando es en realidad un asesino contratado para matar a Sara Ellis, la investigadora de seguros a cargo del caso, que declaró en contra de Neal en su juicio. Neal y Peter deberán averiguar el motivo por el cual se le puso un precio a la cabeza de Sara.