Earl decide compensar a Wally, un compañero de escuela a quien acosó hasta la saciedad a causa de su aspecto delicado. Cuando descubre que su víctima es ahora un ser corpulento que reniega de su anterior personalidad, intentará ayudarle a superar sus traumas animándole a participar en un concurso de culturismo, sin revelarle su identidad, por miedo a posibles represalias. Con la intención de adquirir la confianza necesaria para plantarle cara a Joy, Randy empieza a inyectarse adrenalina de tiburón, algo que funcionará demasiado bien.