Cuando Ares y Atenea se meten en otra pelea, Zeus decreta que su pelea tomará la forma de una competencia deportiva: los Juegos Olímpicos que deberían resolver la pelea entre Atenas y Esparta. Mientras tanto, Hércules tiene las manos ocupadas cuando Hades persuade a Echidna, la Madre de todos los monstruos, para que lleve a su prole hambrienta al estadio para un festín del tamaño de un bocado.