Este segundo episodio comienza con la raza marciana casi extinta. La primera parte alterna el relato de El marciano (1949) con la de un par de sacerdotes. Éstos son personajes que no existen en la antología original pero que, sin embargo, no desentonan, dando un cierto interés con la obsesión del padre Peregrino en encontrar de alguna forma al Jesucristo marciano. La segunda parte corresponde al relato Fuera de temporada (1948). La primera parte tiene una realización aceptable: no es tan difícil crear una ciudad de barracones metálicos, y las escenas de construcción quedan bastante creíbles rodándolas en obras auténticas. Es cierto que los barracones se ven demasiado limpios, sin la textura que da el tiempo a las cosas, Sin embargo, incluso así es muy superior a las escenas de la segunda parte, en las que la carrera de barcos de arena evidencia el escaso presupuesto de la producción.