Inuyasha, Kagome, Shippo, Sango y Miroku buscan un lugar para quedarse, pero tras visitar varias aldeas y ver que no son bien recibidos, especialmente Miroku, le preguntan a éste qué es lo que hizo. Los aldeanos lo acusan de haberlos engañado vendiéndoles pergaminos falsos para proteger sus hogares de espíritus malignos y de cortejar a las mujeres (quienes no parecen nada molestas por ello, al contrario).