Elevado al trono de Francia cuando todavía era un niño, Luis XIV fue "guiado" durante muchos años por su poderoso primer ministro, el cardenal italiano Mazarino. A la muerte de este, todos esperaban que el todavía joven soberano dejase las riendas del gobierno a otro personaje. Luis, con apenas 23 años, engañó a todos y empuñó con decisión su cetro. Fue el "Rey Sol", el centro de un universo que dependía en todo de él. El campeón del absolutismo, para lo bueno y para lo malo.