Rocío informa a Luna que la situación de Gonzalo es crítica y éste permanece en coma. Sin embargo, hay un especialista en Barcelona que podría intentar una operación extremadamente delicada, pero su coste es altísimo. Luna acaba pidiendo el alta voluntaria y se va a casa de su primo Lucas. Es entonces cuando se entera que Gonzalo tenía una novia: Marisa, aunque la joven le aclara que había cortado su relación con él de una manera definitiva, pese a haberle ocultado ese dato a la madre de Gonzalo, Nieves. Luna no tarda en dejarse caer por el bar para reclamar el trabajo que tenía, pero con su aspecto es evidente que no podrá ejercerlo. Laura, muy afectada por la situación de la joven, le ofrece trabajar en su piso, como asistenta, a lo que ella acepta. Allí entra en tratos con todas las prostitutas que la reciben de mejor o peor manera. Sobretodo Ingrid, que ya tuvo un encontronazo con ella y que manifiesta una antipatía abierta y descarada. Luna necesita mucho dinero y rápido y el lujo en el que viven las prostitutas llama poderosamente su atención.