Alexia reta a Ana a jugar un partido de tenis. La ejecutiva fue campeona en los tiempos de la universidad. Ana, sin embargo, asegura haber jugado solo un par de veces a lo largo de su vida. Ana visita por segunda vez a la viuda de Formigall. Se hace ilusiones ante la posibilidad de beneficiarse del testamento de su padre. Está dispuesta a llegar hasta el final del asunto.