Tras el caso Guernon, a mediados de los años 2000, el emblemático capitán Pierre Niemans es trasladado a la dirección de la Oficina Central contra los Crímenes de Sangre (OCCS). Esta nueva unidad se ocupa de los casos más complejos, en los que las pistas son escasas y los asesinatos en serie deben resolverse lo antes posible. Durante un encargo especialmente difícil, Niemans tropieza con su mejor alumna e hija espiritual, Camille Delaunay.