Justo recuerda cómo y cuándo escuchó hablar del palacio de la divinidad por primera vez. Mientras tanto, los Seres de Luz siguen en trance hipnótico y sus misiones prisioneros. Justo y sus colaboradores creen que tienen todo bajo control, pero no saben que Manuel está escondido. Justo prepara los últimos detalles para la inauguración del portal que le dará la posibilidad de acceder a otros mundos y prepara una purga, de la que solo se salvarán él y algunos pocos. Milo no se siente preparado para su sacrificio. Los Seres de Luz reciben una inesperada ayuda que puede frustrar todos los planes.