Otoño de 1941. La tripulación del U-96 celebra su último día en tierra en La Rochelle, Francia. La exaltación de los hombres no es más que el reflejo del miedo a la próxima misión, que podría ser la última. El corresponsal de guerra, el teniente Werner, no comprende la aparente alegría, ya que aún no conoce la crueldad despiadada de la guerra en un submarino abarrotado.