Testori obliga a un preso norteafricano a convertirse en su espía infiltrándose en el grupo musulmán a cambio de un informe favorable que redactaría el director. El alcaide hizo colocar micros en las celdas para que escuchara todas las conversaciones, incluida la de Lombardo y Ciocci, una reclusa con graves problemas de drogas que es trasladada de inmediato para evitar que colabore con ella. Comienzan los primeros enfrentamientos entre eslavos y nigerianos y Massini para restablecer el orden se pone de acuerdo con Goran, que de hecho se convierte en el sucesor de Lackovic, y Mansur. Testori, en cambio, llega a un acuerdo con Aniello. Lombardo descubre que Testori había regresado a prisión en medio de la noche de la muerte de Lackovic y le pide a su superior que investigue más sobre el director.