El modelo de presidentes que triunfó en los 90 es arrollado por la irrupción del fútbol moderno personificado en Florentino Pérez. Nuestros presidentes quedan en fuera de juego. Lendoiro y Caneda, que han protagonizado los años dorados del Deportivo y el Compostela, abandonan la presidencia. Llegan los malos resultados, termina la fiesta y aparece la resaca: las deudas acumuladas tras años de vivir por encima de sus posibilidades llevan a muchos clubes al borde de la desaparición. De estas situaciones desesperadas se aprovechan grandes fortunas y grupos inversores extranjeros, que profesionalizan los clubes al tiempo que los alejan de sus aficionados. Después de ser considerados como semidioses, nuestros presidentes terminan marchándose por la puerta de atrás, pero 30 años después siguen ocupando un lugar muy especial en la memoria colectiva.