En esta octava entrega de la serire, Salvo Montalbano se encuentra postrado en cama, convaleciente de las heridas recibidas en su último caso. El comisario se siente confuso, el peso de los años lo abruma y una melancolía desagarradora lo lleva a cuestionarse cuál es el sentido último de la justicia y la "ley", a la cual él ha dedicado toda su carrera.