La heredera de los Mushibami, Erimi, desafía a Yumeko y Midari a participar en un cruel juego en el que se utilizaran un sádico artilugio para cortar dedos similar a una guillotina. Aunque en un principio una confiada Eremi cree tener la ventaja al conocer la existencia de una placa metálica que impide el corte de los dedos. Yumeko le hace creer que la mediadora de la apuesta la retiró, lo que provoca que Eremi sufra de una gran angustia y miedo conforme Yumeko y Midari cortan las cuerdas al azar con entusiasmo. En otra parte de la escuela la presidenta Kirari recibe una visita de otros miembros de su familia.